21 de noviembre de 2010

Míster Gullibles




Míster Gullibles fue siempre una persona demasiado inocente, de pequeño era siempre o casi siempre engañado por los matones del colegio. Las veces que se salvaba era gracias al sonido de la campana de fin de recreo, o por crecientes lluvias, o incluso por desafortunados incidentes en los que alguna paloma dejaba caer sus residuos fecales en el hombro, nariz o cabeza del matón de colegio.
Míster Gullibles era tan ingenuo que aunque los chicos malos del colegio existieran, tenía la esperanza de que con el paso del tiempo mejorarían su carácter y al fin, toda la humanidad estaría exenta de pésimos tratos hacia los demás, de egoísmos innecesarios, tratamientos agresivos, y en resumen de todo aquello de lo que a simple vista, no gusta.
Míster Gullibles era tan testarudo que según pasaba el tiempo, veía como las flores se secaban, observaba cómo su piel tersa comenzaba a vislumbrar arrugas, contemplaba las llamas del fuego y como éstas convertían en cenizas todo lo que tocaban, y aun así, su mirada era tan optimista y cándida que aparentaba cierta anormalidad en su ser.
Míster Gullibles tenía tanta ilusión por todo lo que le rodeaba que las personas que a su lado pasaban, tenían la necesidad de preguntarle porqué estaba tan contento y entusiasmado, y él le respondía con la más alta y notable sinceridad su afán por querer ver un mundo que sólo podría describirlo él.
Míster Gullibles era tan pertinaz que gracias a las respuestas que proporcionaba a quien le preguntaba, consiguió que una enorme y casi interminable cadena de personas trasladase esa reflexión tan ingenua pero a la vez tan grande.
Míster Gullibles cambió a la humanidad.


Ojalá existiera Míster Gullibles (y fuera tan fácil).


Alyzia Zherno

2 comentarios:

  1. Ojala fuesemos todos un poco Mister Gullibles y podriamos vivir en el mundo que el lleva dentro.

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  2. Pues si, pero desgraciadamente no todos piensan igual que Míster Gullibles.

    Gracias por comentar Josune :)

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